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¿Qué papel puede tener la industria argentina en la movilidad eléctrica?

¿Qué papel puede tener la industria argentina en la movilidad eléctrica?

22/02/2022

La transición hacia la movilidad eléctrica se ha acelerado a nivel global en los últimos años: las ventas de automóviles eléctricos pasaron de apenas 8 mil unidades en 2010 a alcanzar casi las 3 millones en 2020. Sin embargo, más allá de la expansión reciente, aún representan menos del 5 por ciento de las ventas totales.

A diferencia del crecimiento que hubo en los países desarrollados, en América Latina la transición hacia la electromovilidad todavía es muy incipiente. En 2019 se vendieron en total 45 mil unidades de vehículos eléctricos e híbridos, cifra que no llega a representar ni el 1 por ciento de los que se vendieron en China. En la región, los países con mayores ventas en términos absolutos son México, con 25.600 unidades vendidas, y Brasil, con 12 mil. En el caso de Argentina, las ventas apenas superan algunas cientos de unidades y la infraestructura de recarga es casi inexistente.

Siendo la industria automotriz un sector particularmente relevante en Argentina en términos de empleo y producción, la transición hacia la electromovilidad a nivel global es al mismo tiempo una oportunidad y una amenaza. La tradición automotriz genera algunas ventajas para aprovechar las oportunidades de insertarse en las nuevas cadenas de producción globales y regionales de la electromovilidad. 

Sin embargo, la transición también implica importantes desafíos. En primer lugar, porque supone un cambio radical en las tecnologías de producción de los vehículos, lo cual implica nuevos requerimientos en términos de conocimientos tecnológicos y capacidades productivas y una potencial amenaza para muchos actores que se ven obligados a readecuarse. En segundo lugar, porque conlleva una reconfiguración de los actores y formas de organización de las cadenas de valor.

Estos dos factores incrementan los niveles de incertidumbre y problemas de asimetrías de información. Ejemplo de ello es que las terminales automotrices tradicionales muestran un alto grado de hermetismo y parecen tener poca claridad sobre cómo y  cuándo harán esa transición y cuáles serán sus necesidades concretas de manera de transmitir información a sus proveedores.