31/03/2023
Paula terminó viviendo en el barrio porteño de Almagro en un departamento que es muy caro para lo que son sus ingresos, no por elección propia. “Cobró $170.000 pesos por mes y gasto $ 70.000 solo enalquiler” le cuenta a La Izquierda Diario. Pero claro, sus gastos asociados a la vivienda implican mucho más. Sumando expensas y servicios, poder vivir en un techo de una manera más o menos digna (ni siquiera muy digna) le cuesta casi $100.000. “Vivo con lo que me queda y haciendo malabares”, agrega.
“No me quedó otra que agarrar este alquiler porque no encontraba otra cosa, y eso que busqué meses sin parar”, sigue. La queja de Paula es la de muchos y muchas. Podríamos decir que es la de la gran mayoría de la población inquilina: un universo estimado entre los 6,5 y 7 millones de personas. Para ellos, el sueño de la casa propia es un imposible
desde hace años, pero resulta que ahora también les es imposible alquilar.
Cuando Sara la escuchó a Paula se sintió identificada. “Mi alquiler es más barato, pero igual casi no tengo resto para vivir porque soy jubilada y cobro la mínima”. Con ese escaso ingreso, por debajo de los $80.000, tiene que hacerle frente a un alquiler de $30.000 más unos $10.000 de